Humidificadores sí, ¿pero cómo?
En invierno, los resfriados y la tos en los niños son casi inevitables, pero podemos tratar de contenerlos, incluso controlando la humedad en el hogar.
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En las habitaciones de la casa donde los niños pasan mucho timpo, especialmente en invierno, el aire limpio y la temperatura y humedad controladas protegen a los niños de las alergias y diversas enfermedades respiratorias y mejoran la calidad de sus vidas en la vida cotidiana.
Cuando el aire es demasiado seco debido a los radiadores, por ejemplo, o el bebé está sufriendo de tos seca, es bueno aumentar la humedad relativa del ambiente a través de un humidificador, para evitar la sequedad de la mucosa de las vías respiratorias y hacerlos menos susceptibles a las infecciones. Sin embargo, si tu hijo es alérgico o padece asma, los niveles de humedad deben mantenerse más bajos.
Pero, ¿qué humidificador elegir?
Un humidificador caliente, que hace hervir el agua, libera un vapor libre de bacterias y moho. Está especialmente recomendado en casos de resfriados porque hidrata las membranas mucosas, ayuda a disolver el moco y ayuda al bebé a respirar mejor.
El humidificador de vapor frío, por otro lado, basado en tecnología de ultrasonido, no calienta la habitación y, por lo tanto, es especialmente adecuado para casas pequeñas o con temperaturas altas y no ajustables. También es una excelente solución para áreas geográficas donde el clima es muy seco en verano. También es silencioso y no molesta a la cama. Es seguro para el uso diurno si hay niños mayores en la casa que podrían tocarlo accidentalmente.
Un humidificador de vapor tibio tiene una combinación de tecnología de frío y calor: el vapor generado por el agua hirviendo se enfría mediante un sistema de ventilación interno antes de ser dispensado.
No calienta la habitación, pero se las arregla para difundir el vapor en toda la habitación, por lo que es una solución ideal para cada temporada, para cada área geográfica y para cada tipo de hogar.