Parto: una experiencia feliz y positiva
La asistencia durante el parto debe respetar en la medida de lo posible los deseos y necesidades de la madre, confirma la Organización Mundial de la Salud.
Muchas mujeres tienen miedo al momento del parto, pero si todo sale bien, dar a luz a un hijo es un acontecimiento increíble que nunca se olvida, y hay que disfrutar de ello y guardarlo siempre en nuestra memoria.
La consigna: evitar la sobre medicalización del parto
Para las futuras madres, el parto representa un momento único que debe disfrutarse como una experiencia positiva, no solo desde el punto de vista médico, sino también en cuanto a las necesidades emocionales y psicológicas de la mujer. Cuando el embarazo transcurre como debería fisiológicamente, sin riesgos, la asistencia proporcionada debe, por supuesto, priorizar la salud de la madre y el niño, pero también debe reducir al mínimo las intervenciones clínicas innecesarias. La Organización Mundial de la Salud confirma la importancia de este enfoque en las nuevas recomendaciones y directrices para ayudar a las mujeres que están a punto de traer un hijo al mundo.
Parto: lo más natural posible
El mensaje de la Organización Mundial de la Salud es claro: Las mujeres que tienen que dar a luz deben ser escuchadas y sus elecciones deben ser respetadas. La primera de las consideraciones que plantea la OMS se refiere al parto, que es rápido en unos casos y no en otros. Si todo avanza con normalidad y la madre y el bebé están bien, no es necesario intervenir para acelerar el proceso. Además, la posición que se tenga durante el acontecimiento, incluso a cuatro patas y semireclinada, debe ser decisión de la madre, y esto también se aplica a quién está presente. Del mismo modo, cuando se requiere una intervención médica, la madre debe estar siempre plenamente informada e involucrada en todas las decisiones.
Llega el momento del parto: ¿Cuándo ir al hospital?
Hay varias etapas distintas en el proceso del nacimiento y, ante los primeros signos de contracción, los futuros padres a menudo se apresuran para ir a la clínica o al hospital. Un aumento en la intensidad y frecuencia de las contracciones combinado con síntomas intestinales y la rotura de membranas (rotura de aguas) indican que el feliz acontecimiento no está lejos: en este caso, siempre se debe seguir el consejo del médico con respecto a la urgencia de la situación.
Inducir el parto: respetar los tiempos individuales
La OMS también emite recomendaciones sobre la inducción al parto. La duración varía enormemente de una mujer a otra y de un embarazo a otro. No existe un tiempo "estándar". Sin embargo, un punto en el que insisten las nuevas pautas es la velocidad de dilatación del cuello uterino. Si bien la dilatación de 1 cm por hora se considera "normal", para muchas mujeres, el cuello uterino se abre a un ritmo mucho más lento, y esto también debe respetarse, con el apoyo adecuado.
En ocasiones, cuando se considera que la permanencia del bebé dentro de la madre supone un riesgo para alguno de ellos, se procede a la inducción al parto, que consiste en estimular las contracciones uterinas para dar a luz de una forma natural.
Nacimientos por cesárea: reducir al mínimo
Las directrices de la OMS también indican que, en ausencia de contraindicaciones específicas, el natural es preferible a la cesárea. Por supuesto, esto puede ser necesario en el caso de ciertas afecciones médicas, por ejemplo, si el bebé está en posición de nalgas o si la madre sufre de placenta previa, donde la posición de la placenta evita que el feto pase al canal del parto. En caso de prematuros o gemelares, será el médico el que determine el mejor método. ¿Y si una mujer ya ha tenido una cesárea? Siempre que no existan otras contraindicaciones, se debe permitir que la madre intente dar a luz a su bebé de forma natural.