La cesta de los tesoros Montessori

La cesta del tesoro no fue inventada por María Montessori pero forma parte plenamente de la educación Montessori: su filosofía, de hecho, presupone que el niño necesita ser entrenado y que esta formación pasa por la exploración libre del entorno que lo rodea, especialmente preparado por quienes lo cuidan.

La cesta del tesoro permite al pequeño adentrarse en un espacio bien definido dentro del cual podrá emprender un maravilloso viaje que le llevará a conocer y desarrollar cada vez más sus cinco sentidos. Por ello, el tipo de objetos que le permitirán desarrollar sus sentidos:

• Vista: objetos de diferente color, tamaño y brillo.
• Tacto: objetos que difieren en forma, peso, textura y material.
• Audición: objetos que traquetean o suenan.
• Olfato: a través de diferentes olores.
• Gusto: aunque de forma reducida es posible introducirlo.

Como decíamos, es importante incluir en la cesta objetos que utilizamos habitualmente los adultos, que claramente no son peligrosos para el pequeño y que le permiten desarrollar los cinco sentidos. Entre los objetos que se pueden poner en la cesta del tesoro, divididos por naturaleza, material, forma y tamaño están:

• Natural: conchas, piñas, esponjas naturales, piedra pómez, limón.
• Materiales naturales como, por ejemplo, una brocha de maquillaje o de afeitar (limpia), un cepillo de dientes (para niños).
• Metálicos: una cuchara, unos cortapastas, un manojo de llaves, una tapa de olla, un timbre de bicicleta.
• De madera: una cuchara de madera, cajas de diferentes tamaños.
• Cuero: un bolso pequeño o billetera.
• De tela: un muñeco, unas bolsitas de tela.

La cesta debe ser preferentemente de mimbre, sin asas, plana para que el niño pueda mirarla libremente, bien surtida y variada. Así podrás dejar volar la imaginación, cambiando los materiales de vez en cuando para que siempre resulte interesante para el niño. Es importante introducir siempre objetos no peligrosos y de tamaño adecuado para evitar que se los meta en la boca o que se suelten piezas pequeñas. Periódicamente también es importante comprobar el estado de los objetos y sustituirlos para que siempre sean interesantes a sus ojos. Garantizando que tengan un juego divertido que les traiga muchos beneficios en su crecimiento y desarrollo.

Mientras el peque juega, los padres deben ser simples espectadores para que el niño pueda explorar de forma independiente ese maravilloso e interesante contenido. Es importante que el niño sienta su presencia cerca: esto es suficiente para tranquilizarlo. No lo distraigas hablándole ni ofreciéndole objetos, el niño necesita concentrarse. Interactúa con el niño solo cuando quiera mostrarte algo como, por ejemplo, un objeto que tiene en la mano.

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